Hoy me veo en la obligación de escribir esta carta y decir
algo que hace mucho tiempo que deseaba decir; GRACIAS.
Si, porque he pasado de estar indignado a estar agradecido.
He pensado mucho en a quién dedicar este escrito, y creo que lo mejor es
hacerlo a quienes han dirigido, dirigen y posiblemente dirigirán de igual
manera el destino de nuestro país. No quisiera personalizar demasiado no vaya a
ser que alguien NO se de por aludido. Es mejor así.
Le he dado vueltas y vueltas a la situación que estamos sufriendo
y he llegado a la conclusión de que estamos en la obligación de darles las
gracias y explicarles el por qué.
Gracias por hacerme dejar de ver a mis vecinos como a
extraños. Nunca he tenido demasiado trato con ellos, los juzgaba por encuentros
fugaces y, sin darles tiempo ni oportunidad, los clasificaba sin apenas
conocerlos. Ahora conozco sus vidas, sufro viendo cómo unos viven pendientes
del embargo, comen con la paga de la abuela que ha tenido que mudarse con ellos
para poder darles de comer o duplican turno con horarios infrahumanos para
poder hacer frente tan solo a los pagos de obligado cumplimiento. Sin excesos,
sin lujos, como han hecho siempre a pesar de lo que nos quieren hacer creer.
Ahora son personas con nombre y apellidos que me importan más que antes de todo
este estropicio.
Gracias por hacerme valiente. Cuando todo era cómodo y
podíamos vivir normalmente, porque yo nunca he podido vivir más arriba de la
planta de la decencia, no me hacía falta pensar demasiado ni en mi futuro ni en
otro tipo de situaciones que ocurrían a mi alrededor. Ahora, gracias a ustedes,
he reactivado la chispa que hace bien poco todavía tenía y trato de mejorar
tanto mi formación como mi capacidad para estar dispuesto a cambiar y
enfrentarme a nuevos retos. Porque la incertidumbre requiere de arrojo y
valentía, y de eso, como de otras tantas virtudes, los viandantes andamos más
que sobrados.
Gracias por hacerme creativo. Ya no puedo permitirme llevar
a los míos aquí y allá, porque todo lo que entra en mi casa tan solo va a
servir para pagar los servicios mínimos que en lugar de ser asequibles, se han
convertido en casi un lujo. Ahora que no puedo echar mano de todas las “comodidades
extra de los que hemos abusado” como son el cine, una cena a la carta o tomar
unas copas en un bar, he aprendido a programar un picnic en la playa, a pasear
por el parque con unas pipas y unas gominolas o a sentarme a jugar al veo veo.
Y, sorprendentemente, a mi hija también le encantan estas cosas. Disfruto más
de mi familia que de las cosas que la rodean. Sin aditivos, sin
entretenimientos, solo cariño y palabras.
Para terminar, porque extenderse más no va a servir de nada,
gracias por desterrar de mi mente cualquier atisbo de conformismo, por convencerme
con vuestros actos de que hoy, más que nunca, estamos solos en esto y nadie de
arriba nos va a ayudar ni se va a preocupar por casos personales. Ahora estoy
tranquilo porque he conseguido ver a cada persona que camina por las calles
como parte de un todo, de algo grande, de una sombra gigantesca que se alarga
un poco más a cada momento que pasa y cubre ya casi totalmente el hemiciclo.
Ahora soy una persona mejor. Despojado de todo, con el alma en carne viva,
capaz de atravesar paredes y muros, de ver el interior de las personas, de
percibir lo que va a pasar. Me han convertido en un superhéroe. Y lo mejor
es que no me han transformado solo a mí, si no a un montón de millones de
personas más. GRACIAS.
Pero por favor, no me respondan por carta ni por teléfono.
Es muy posible que, antes de lo que ustedes mismos piensan, un montón de
amigos agradecidos y yo, pasemos a decirles esto en persona.
(Joder, y me prometí no hablar de política)
7 comentarios:
Formidable ironía la que has usado para definir exactamente como nos sentimos ante esta grave situación. Lo has clavado.
Saludos
Muchas gracias! He decidido, al menos en lo que a mi vida se refiere, convertir esta nube negra en energía. Estoy harto de sufrir y esperar a que venga superman a rescatarnos...
desde luego que de estos malos no nos salva ni el caballero oscuro...
nos han dejado sin futuro, pero no pueden impedir que no vivamos el presente, lo que pasa que no hacen más que meternos miedo e intimidarnos... y un pueblo intimidado, es un pueblo obediente y acata lo que sea.
me ha encantado la ironía!
besos, mansi
Qué identificada me siento con tu carta y qué triste que vayamos a vivir estos tiempos casi todos por la ineficacia (voy a usar una palabrita suave que no tengo ganas de mosquearme, pero no solo con los de ahora, como dices: con los de ahora, con los de antes, con los que vendrán, que no serán mejores...) de algunos. Nuestros hijos aprenderán a valorar cada cosa que podamos darles y cada momento compartido. Volveremos a los juegos de mesa, a las manualidades caseras... y a ver si de paso y aprovechando los malos momentos se instauran algunos límites (esto es lo de no hay mal que por bien no venga, y un poquito de optimismo). En fin... nos vemos pronto. un beso y enhorabuena para ti... por todo.
Nadia
Que gran texto, me gusta como lo has escrito y creo que todos entendemos perfectamente lo que quieres transmitir. Esa sensación es genaralizada.
No sabes la cantidad de veces que pienso lo mismo...
Gran texto Dani. Estoy muy de acuerdo.
Saludos.
Publicar un comentario